viernes, 10 de agosto de 2007

El sol brilla… el frió se desvanece ante la calidez de los rayos…
La gente camina y camina.
Yo ciento que giran a mí alrededor sin mirar mi rostro, aunque no parecen poseerlo ellos mismos, cuanta angustia posee el alma, yo no se si vivo o solo soy un espejismo del amanecer.
Gira, gira, que es lo que piensan, que es lo que sienten.
Yo me siento liviana ante la calidez del sol, mis ojos brilla ante la risa de los niños al jardín.
Alguien a lo lejos me observa y sonríe, su rostro no esta desvanecido como el de los demás.
Estoy soñando o no existo…floto en el aire como una ligera pluma.
El alza sus brazos y me acoge entre ellos.
La gente camina y camina, sus rostros se ven felices.
Ya comprendí; no estoy dormida ni muerta, soy el espíritu de la cuidad,
Que recorre sus calles y sus jardines floridos.
Recoge recuerdos perdidos y amarguras pasadas.
El que me resguarda entre sus brazos es el espíritu de la soledad…
Ya nadie me recuerda pero algunos me conservan,
Y los niños me alimentan de sonrisas frascas el las mañanas calidas de los inviernos
Y me refrescan igualmente el los veranos serenos…

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